© Marifé Santiago Bolaños

Tu libro, el del caminante que deshoja paisajes como se deshoja una camelia y como se deshoja un relato o un poema. Páginas donde tus espacios, tus fundamentos creadores, tu memoria y la memoria que escribe la amistad, recorren la imposibilidad de dar cuenta del inmenso valor que tu obra posee. Páginas que llegan de otras páginas, de hermandades culturales, de nombres que el pensamiento ha reclamado en un momento… Cómo se lo contamos a quienes lean esta carta, Arturo…

Me invitaste a entrar en el libro y acepté con gusto la invitación. Ahora salgo de él para que entren otras personas, para que disfruten de tu generosa sinceridad. Entre sus páginas, hay fotografías que se ven y otras que hay que imaginar; pero también hay momentos personales que, cuando los cuentas, se convierten en ejemplo. Están algunos de tus gustos que, con una entrañable cortesía, compartes. Y están tus silencios, el mayor tesoro porque en el silencio estás ofreciendo la llave de tu casa y de tu corazón a quienes los respetan.

 Marifé Santiago Bolaños