© Juana Vázquez Marín

Adelina, una chica fea, llena de granos, tímida y solitaria, vive en Valumbre, una aldea olvidada de la España vaciada. Mientras su madre alquila eventualmente una pequeña habitación al cura don Severino, Adelina sueña con llegar a la universidad, aunque para lograrlo esté dispuesta a seducir al único huésped disponible.

En Madrid, Tomy, rechazado por sus padres y atrapado entre psicólogos, busca respuestas en los libros.

Se encuentran en la Biblioteca Nacional: ella, haciendo una tesis sobre el santoral; él, leyendo sobre meditación. De ese cruce improbable entre dos mundos nace algo parecido a un idilio. Pero don Severino no está dispuesto a dejar que ocurra sin intervenir.