GEMMA SOLSONA ASENSIO
Este es un libro lleno de casas. Casas aisladas con un siniestro columpio como única compañía, casas de agua y casas insatisfechas. Casas que más vale la pena dejar atrás y otras que esconden secretos que no siempre son lo que esperábamos encontrar. Los diez relatos que conforman Casa volada hablan de desencuentros, de malentendidos, de amores y anhelos frustrados. De la perspectiva infantil sobre el mundo adulto y de esas pequeñas catástrofes cotidianas que nos pueden cambiar la vida. Sus tramas, como la propia existencia, se deslizan imperceptiblemente hasta que, de pronto, nos damos cuenta de que todo es distinto para los personajes que las “habitan”, aunque ellos mismos, a veces, no sean conscientes de ello.
Con una voz que recuerda el estilo de los cuentistas clásicos, como O. Henry o Katherine Mansfield, Gemma Solsona Asensio transita de una historia a otra provocando en el lector la misma sensación de intimidad y confort que experimentaría si las escuchara al calor de una chimenea. Fantasía, oscuridad y nostalgia se funden en estas casas, en las que la autora nos invita a «entrar (…) y cotillear en los armarios, mirar bajo las sábanas y las alfombras, y revolver entre los cajones...», para revelarnos los misterios que ocultan, ellas y sus ocupantes, de puertas adentro.
PRÓLOGO
Si tienes este libro en tus manos, debo felicitarte por la suerte que vas a tener. No solo has adquirido una recopilación de relatos: te has hecho con un portal para viajar al otro lado del espejo. Prepárate, porque el camino va a estar cargado de emociones, de magia, de maravilla en lo cotidiano y de intensidad.
Así es Casa volada, de Gemma Solsona. Un conjunto de historias en las que se vislumbra la magia, que se nos revelan como si nos asomáramos a ellas por una rendijita tras la puerta, haciéndose así más cercanas, reales, creíbles y nuestras.
Y es que esta escritora nos muestra que se puede vivir con un ojo puesto en la maravilla. En cualquier lugar podemos encontrar belleza, amor, intensidad, alegría, hadas, apariciones del pasado... solamente tenemos que saber mirar. ¿Dónde? Ella nos da muchos y maravillosos ejemplos: en una casa en la que acabamos viviendo por casualidad, en las sorpresas no siempre agradables que nos da un amante y en los ideales de infancia. En los misterios que alberga un hogar y en la magia y las casualidades en las que nos obligamos a dejar de creer. En un columpio que ahora se mece vacío en el parque y en la soledad de un niño que anhela tanto la compañía que es capaz de llegar a alumbrarla desde su propia alma.
Gemma Solsona nos sugiere que en cualquier rincón podemos encontrar maravilla. Y lo hace, además, enseñándonos su verdadera realidad. La maravilla puede ser dulce, apasionada, melancólica, amarga, dura, romántica, misteriosa e incluso aterradora. Pero solo una escritora como Gemma puede lograr que la sintamos con sus palabras, con sus detalles, con esos pequeños fragmentos que selecciona con maestría y que nos hacen situarnos en medio de las historias que leemos, como poseídos por un hechizo que nosotros mismos estábamos pidiendo y esperando. Y, así, sentimos con sus personajes cada una de las emociones que viven, con tal intensidad, que no podremos despegarnos de la lectura e incluso derramaremos alguna que otra lagrimita (o en mi caso, un torrente de ellas). Lágrimas de pura emoción y de sobrecogimiento, de dulzura y de satisfacción.
Este libro es como Gemma Solsona, así que también lo recomiendo como una manera de conocer a la autora: de conocer su pasión, su sensibilidad, sus ganas de trabajar, su forma de ver la vida desde el mismo prisma que artistas como Lewis Carrol, Isabel Allende, Julio Cortázar, Stephen King o Shirley Jackson.
Pero si tuviera que sintetizar todo esto, me quedaría con que este libro nos transmite la misma visión que Tim Burton, en su genial obra Big Fish, nos da de los relatos y los recuerdos: tomemos historias que hemos vivido e imaginado y veámoslas desde el otro lado del espejo. Carguémoslas de magia, de ilusión, de casualidades inesperadas, de drama, de emoción, de intensidad. Y, como espero que le ocurra a Gemma, siempre tendremos fieles lectores.
Saboread este libro. La mezcla de matices dulces, amargos, picantes, salados, y los escalofríos que producen, se quedarán durante mucho tiempo con vosotros. Disfrutad de este hechizo pensado para tomar el té en el País de las Maravillas.
Covadonga González-Pola