A las puertas de Europa

Antonio Álvarez Gil

PRÓLOGO

A MANERA DE PRÓLOGO 

 

A veces, las palabras fluyen como el agua de un río: libres, incesantes, sin pausa. A veces, también los pensamientos y las ideas fluyen de la misma manera. En ocasiones, incluso la escritura. Y cuando la escritura, los pensamientos y las palabras se funden en un mismo fin, entonces estamos consiguiendo algo diferente; entonces, quizás, podemos hablar de literatura con sólidos fundamentos.

Esto es lo que ocurre con las obras de Antonio Álvarez Gil, y en particular, amigo lector, con esta que está en tus manos y supongo que estás a punto de leer. Su título ya es sugerente: A las puertas de Europa, lo que nos hace intuir su rabiosa actualidad. Y es que hablar de Europa es hablar de nosotros mismos, de nuestra sociedad, de nuestro pasado, de nuestro presente y nuestro futuro.

A todo esto, somos conscientes de que son tiempos difíciles para mucha gente, sin duda para gran parte de la llamada humanidad. Pero ¿cuándo han sido fáciles? La bella muchacha que se llamaba Europa y que en la narración del mito griego atrajo a Zeus, seducido por sus encantos, ahora hace lo mismo con tanta y tanta gente a la que cautiva, y que la contemplan como su salvación.

En fin, es lo que hay. La realidad está ahí y no podemos ni darle la espalda ni hacernos los ciegos para no verla. Además, como dijo Publio Terencio hace casi dos mil años: “nada humano me es ajeno”, o al menos así debería ser. Cuando comprendamos que somos una unidad, que todo es uno, habremos avanzado mucho. Ese sí será el primer gran paso en la historia de la humanidad, de nuestra historia.

Todos somos personas, todos somos seres humanos y nadie sobra de por sí en el planeta Tierra. Cuando comprendamos que nuestra propia naturaleza nos hace ser a todos semejantes, sin importar el color de la piel, el credo o el lugar donde se ha nacido o vivido, entonces habremos dado un segundo paso que nos llevará todavía más lejos para seguir avanzando en la comprensión mutua, en la convivencia, en la solidaridad… Son muchas las palabras que se pueden decir, pero mucho más importante son los actos. 

Así pues, que cada cual escoja su forma de vida y sus acciones, siempre que pueda hacerlo, y los elementos que le envuelven; y que las circunstancias no sean determinantes en grado sumo. El libre albedrío está ahí para su uso y disfrute, aunque siempre tengamos algo de miedo a la libertad, como nos recordaba Erich Fromm, y en ocasiones ese miedo no es poco, sino mucho. 

A pesar de todo, entendemos que la literatura tampoco debe estar alejada de la realidad, al menos de una parte de esta. Como producto cultural que es, la obra literaria se da siempre en unos condicionantes espacio-temporales, en un hic et nunc al que no se debe ni se puede renunciar. Y, partiendo de espacios concretos y de tiempos limitados, adquiere la universalidad y la intemporalidad que le da sentido y trascendencia y garantiza su permanencia en el devenir. Al menos en algunas obras, en lo que llamamos obras «clásicas».

Leamos, pues, y dejémonos llevar por las palabras, por los sentimientos y hasta por la razón; pero siempre conscientes de que somos conducidos, transportados, dirigidos hacia algún lugar. Con esta obra ocurre así. Vamos a caminar de la mano del autor por escenarios y situaciones que no nos son desconocidos, a poco que estemos situados en el mundo de hoy.

Además, Álvarez Gil nos guía con un estilo sencillo, ágil, entendible para todos, sin artificios innecesarios, aunque cuidando al máximo el lenguaje y las correctas formas de expresión, incluyendo algunos americanismos propios de su Cuba natal.

Llegados a este punto, sería fácil contarles el argumento de la novela, o hablar de sus personajes, o relacionar algunos aspectos con otros; o de la geografía, o de la historia de algunos países que aparecen, o de las noticias de prensa… Pero, no se preocupen, no es esa mi intención. Con mis palabras lo único que pretendo es incitarlos a que lean el libro, esta novela; que no se limiten a recorrerla con la vista. Hay que hacer algo más, sumergirse en la historia, entender la psicología de los personajes y adoptar algún papel. Entonces puede ser que en determinados momentos los conmueva, les llegue al corazón; y en otros que actúe de otro modo. Pero no los va a dejar indiferentes.

 

A leer, igual que a vivir, se aprende. Leemos por gusto, por admiración, por convicción, por obligación, por aburrimiento, por diversión, por entretenimiento, por curiosidad, por despecho, por engaño, por consejo… y hasta por amor. Leemos por muchos motivos, pero lo más importante es que leamos y al mismo tiempo fomentemos el hábito de la lectura en todo aquel que tengamos cercano, pues quien empieza a leer por imitación adquiere una costumbre que no abandona nunca.

Y es que la lectura da completitud al ser humano, moldea su naturaleza en el sentido en que los seres nacemos y nos hacemos personas con la cultura, con cada cultura, y en los libros es donde se encuentra el máximo exponente de muchas de ellas, y la base que da sentido a tantas y tantas vidas, además de conocimientos y experiencias.  

En cierto sentido, leer es una puerta y una ventana abierta a la cultura. Y las páginas de este libro son una invitación a la lectura, una invitación que nos sumerge en el cambiante mundo de hoy, con sus contradicciones y desarraigos forzosos, con sus historias de amor, sus luces y sus sombras, con sus alegrías y tristezas… En definitiva, con las paradojas y confusiones que parecen inherentes a todas las sociedades humanas a lo largo de la historia.

Así pues, lector, lánzate, sal por esa ventana abierta que son los libros, sin miedo, vuela, piérdete en el espacio de los signos y las letras del alfabeto. 

Espero y deseo que, además, leyendo encuentres un momento para la reflexión, y que las situaciones descritas y narradas por Álvarez Gil te hagan pensar y emocionarte. Y hasta puede que cambien tu punto de vista sobre una situación concreta. O incluso que te afecten tanto que lleguen al centro de tu ser y te hagan ver el mundo, y a ti mismo, de otra manera, siguiendo de algún modo aquello que decía Kafka: “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros”. 

Inicia esta novela, una nueva lectura, siempre con curiosidad, con interés, con todos los sentidos puestos en ella, con el corazón y con la mente siempre dispuestos a disfrutarla y a sacarle el máximo provecho. 

 

Josep Antoni Aznar

Poeta y ensayista alicantino, 
presidente de la tertulia El Cresol


SOBRE EL AUTOR…


Antonio Álvarez Gil (Melena del Sur, Cuba, 1947). Su obra transcurre de manera paralela a su vida y está publicada en Cuba, Uruguay, Costa Rica, Puerto Rico, Suecia, Italia y España. Entre sus novelas figuran: Las largas horas de la noche, Naufragios (Premio de Novela Ciudad de Badajoz), Delirio nórdico (Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid), Concierto para una violinista muerta (Premio de Novela Kutxa Ciudad de Irún), Después de Cuba (Mención de honor en Premio Plaza Mayor de Novela, Puerto Rico), Perdido en Buenos Aires (Premio Vargas Llosa de Novela), Callejones de Arbat, Annika desnuda y Las señoras de Miramar y otras cubanas de buen ver. Tiene, además, publicados el volumen de reflexiones La otra Cuba, y los libros de cuentos Una muchacha en el andén (Premio David, Cuba), Unos y otros, Del tiempo y las cosas, Fin del capítulo ruso y Nunca es tarde (Premio Internacional de Narrativa Generación del 27, Málaga). 

Álvarez Gil ha recibido varias becas de creación literaria de la Asociación de Escritores de Suecia. Actualmente, es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España y de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Valencia. Ha participado en numerosos encuentros internacionales de escritores y ha dado clases de escritura creativa en Cuba, Suecia y España. 

Después de haber vivido durante largos períodos en Cuba, Rusia y Suecia, Antonio Álvarez Gil se ha establecido de forma permanente en Guardamar del Segura, Alicante, donde continúa escribiendo su obra, mientras imparte clases de escritura creativa en diversas localidades de la provincia.